Fantasy
7 to 13 years old
2000 to 5000 words
Spanish
Story Content
En un bosque espeso, entre árboles centenarios y arbustos salvajes, se alzaba una cabaña peculiar. No era una casa común y corriente, sino el hogar de Brunilda, una bruja anciana con un sombrero puntiagudo y una verruga en la nariz.
Brunilda estaba absorta en un proyecto importante: preparar una poción de la juventud. Sus arrugas eran profundas, su espalda se encorvaba, y anhelaba recuperar la vitalidad de sus veinte años. Encima de una mesa de madera vieja reposaba un libro de conjuros abierto. Sus páginas amarillentas estaban repletas de extrañas recetas y fórmulas enrevesadas.
Brunilda revisó la lista de ingredientes que ya había reunido: escamas de dragón (molidas muy finas, por supuesto), lágrimas de unicornio (¡conseguidas en el mercado negro!), y polvo de estrella (recolectado durante la última lluvia de meteoritos).
Pero al repasar la lista por última vez, Brunilda se dio cuenta con horror de que le faltaba un ingrediente crucial. Sin él, la poción sería peligrosamente potente, en lugar de rejuvenecerla, la transformaría en un simple bebé.
"¡Ay, no! ¡No puede ser!" exclamó Brunilda con voz temblorosa. El ingrediente faltante era el corazón de un pollo recién nacido. "¡Tendré que ir al mercado de la ciudad!"
Mientras tanto, no muy lejos de la cabaña, en las afueras de la ciudad, un pequeño niño llamado Samuel huía. Samuel era huérfano y se había escapado del orfanato, harto de la comida insípida y las constantes regañinas.
Samuel caminaba sin rumbo, con el estómago vacío y el corazón apesadumbrado. Después de horas caminando, se topó con la cabaña de Brunilda. Le llamó la atención el humo que salía de la chimenea y la luz tenue que se filtraba por las ventanas.
Con cautela, se acercó a la puerta y la empujó suavemente. Para su sorpresa, estaba abierta. Adentro, el aroma era peculiar, una mezcla de hierbas, especias y algo indescriptiblemente raro. En la mesa, observó un caldero burbujeante lleno de líquido verde esmeralda. A su lado, había una botella etiquetada como "Poción de la Juventud".
Debido a su hambre y que el color verde brillante era casi igual al de una vainilla refrescante, pensó que era una bebida frutal muy rara. Samuel sintió que debía probar esa "bebida".
Sirvió la poción en un vaso mugriento que encontró en una estantería y, sin dudarlo, se la bebió de un trago.
Al instante, sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sus huesos crujieron, su piel se tensó, y todo a su alrededor comenzó a parecer inmensamente grande. ¡Se estaba encogiendo!
En cuestión de segundos, Samuel era un bebé. Su ropa, que antes le quedaba justa, ahora lo envolvía como una sábana. Sus pequeños puños se cerraron y comenzó a llorar con todas sus fuerzas.
Justo en ese momento, Brunilda regresó del mercado con un corazón de pollo fresco. Al entrar a su cabaña, escuchó el llanto de un bebé y vio al pequeño Samuel, reducido a la infancia. La poción en el caldero había disminuido ligeramente: solo un vaso.
Brunilda miró al bebé y luego a la ropa abandonada en el suelo. Con un suspiro, usó su magia para ver el pasado de Samuel. Vio su orfandad, su soledad y su deseo desesperado de un hogar.
La bruja lo examinó cuidadosamente, notando que la transformación era completa: física y mentalmente. No era solo un niño en el cuerpo de un bebé, sino un bebé en todos los sentidos.
Normalmente, Brunilda hubiera deshecho el hechizo sin dudarlo. Pero algo en la mirada inocente del bebé la conmovió. Pensó que el mundo era duro y cruel, en especial para los huerfanos. Recordó el triste y frío orfanato.
La idea de devolverlo a su antigua vida en el orfanato le pareció cruel. En cambio, una idea diferente comenzó a tomar forma en su mente.
"En lugar de devolverte a la normalidad," murmuró Brunilda al bebé mientras lo levantaba en sus brazos. "Te daré una oportunidad de tener una familia de verdad."
Brunilda recordó que para preparar otra poción, una de invisibilidad, necesitaba vello/lanugo de un recién nacido. Nunca antes había usado cabello de alguien que fue transformado en bebé, sin embargo no perdería nada en intentar. Asi que uso magia y el niño fue puesto contra el suelo y comenzó a afeitar su cabello de su cabeza con un cuchillo de la cocina, la cabeza del niño quedo calva con unas cuantas hebras, luego puso su cabello en un frasco que etiquetó cuidadosamente: "Vello de bebé para poción de invisibilidad".
Con una sonrisa amable, Brunilda envolvió al bebé en una manta suave y lo llevó a la puerta de una casa en la ciudad. Sabía que una pareja vivía allí, una pareja que anhelaba tener hijos pero no había podido.
En un trozo de pergamino, escribió una nota: "Por favor, cuiden de este niño. Es huérfano y necesita un hogar lleno de amor."
Brunilda dejó al bebé en la puerta, sonrió con tristeza y tocó el timbre. Luego, se alejó silenciosamente, sintiéndose más ligera que nunca.
De vuelta en su cabaña, Brunilda regresó a su poción. Afortunadamente, Samuel no había bebido mucho, solo lo suficiente para transformarlo, no para arruinar la receta por completo. Simplemente añadió el corazón de pollo a la poción burbujeante y esperó a que terminara de hervir.
Cuando estuvo lista, Brunilda bebió un pequeño sorbo de la poción. Al instante, sintió que sus arrugas se desvanecían, su espalda se enderezaba, y su energía regresaba. ¡Había vuelto a tener veinte años!
Mirándose en un espejo empañado, Brunilda sonrió. Su aventura no había salido exactamente como lo había planeado, pero al final, todo había salido bien. Tenía una nueva vida por delante, y un niño huérfano tenía un hogar.